Este edificio está situado en la Plaza del Rey de Madrid y cuenta con fachadas en las calles Infantas y Colmenares. Fue conocido popularmente con el nombre de Casa de las Siete Chimeneas, tras experimentar diversas ampliaciones y construir en sus tejados siete chimeneas
Mediado el siglo XVI, un montero del rey Felipe II compró el coto que existía a espaldas del convento del Carmen para regalárselo a su hija como regalo de boda. La bella doncella matrimonió con un apuesto capitán perteneciente al antiguo y noble linaje madrileño de los Zapata. El marido viajó pronto a Flandes, donde murió al poco tiempo en una de las batallas. La desconsolada viuda quedó sola en el caserón, aparentemente sumida en los recuerdos del marido, hasta que una mañana apareció muerta en su lecho. El pueblo no tardó en relacionar el prematuro e inesperado fallecimiento, con las periódicas visitas a la finca del rey Felipe II, quien acudía embozado por las noches. Pero no se pudo aclarar, si el óbito de la joven fue debido a un hecho natural, a una decisión personal o a la larga mano del secretario y confidente del Rey, el siempre intrigante Antonio Pérez. Tras el fallecimiento de la desafortunada viuda, los vecinos aseguraron haber visto algunas noches, la figura de una mujer vestida de blanco, con los cabellos al viento, que andaba por los tejados portando una antorcha en la mano y se arrodillaba en dirección al Alcázar, dándose golpes de pecho. Esta historia fue puesta de actualidad a finales del siglo XIX, cuando al reformar el edificio el Banco de Castilla, se encontraron entre los muros de los sótanos, el esqueleto de una mujer y varias monedas de la época de Felipe II.
La Casa de las Siete Chimeneas volvió a ser protagonista en el siglo XVIII. Residía en ella el ministro de Hacienda de Carlos III, el marqués de Esquilache.
En la actualidad, la Casa de las Siete Chimeneas es sede del Ministerio de Educación y Cultura.