«…Tenía que marcharme de allí, huir de ella, otra vez, y aún andaba con el miedo en el cuerpo por esa terrible visión que me acompañaba de ella entre los brazos de ese otro ser que tanto llegué a odiar.
El desamor era, sin duda, lo peor que podía pasarle a un eterno romántico como era yo… quizás el último de los románticos.
Por eso huía, por eso volvía a alejarme de otra ciudad con las manos vacías, aunque manchadas de lágrimas no transparentes, y con una nueva sensación de abatimiento.
Una vez más no fui capaz de dominar ese monstruo que se empeñaba en acompañarme siempre, el de la soledad.
Y con él tuve que viajar una vez más, huyendo de un nuevo pasado que pronto pasaría al cajón de cosas a olvidar.
Pero ese tren tenía guardada una sorpresa para mí.
No llevaba ni media hora de viaje, aburrido y solitario, cuando te vi llegar, entrando por esa puerta de cristales y maderas viejas, cargada con varias maletas y macutos.
Tu figura se esculpió con la tenue luz del vagón, como moldeada por el cincel de un escultor, sobre el cristal de la ventana, rozando mi reflejo.
Tu fino vestido floreado de tirantes casi invisibles, al contraste con esa luz proveniente del otro vagón hacía que pudiera presenciarte completamente desnuda, como casi estabas.
Al principio no me giré, temía que aquella silueta Afrodita se desvaneciera en la profunda oscuridad de la noche, pero rápidamente olvidé mis miedos.
No te conocía. Tampoco tenía nada que temer… y no había otra cosa mejor que mirar allí, en medio de la soledad…»
TODO EL RELATO EN PDF………………,LA PEOR COMPAÑÍA
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