Nació en Sevilla en 1898 y murió en Madrid en 1984. Su delicada salud, que le acompañó desde que cumplió los 27 años, le obligó a vivir una vida tranquila y pausada. Esto propició que se despertase su vena poética, ya que el tiempo libre le invitaba a escribir. En sus poemas se plasman con profunda nitidez sus pensamientos, se descubren los cambios constantes de su vida interior. El amor y la muerte impregnan su escritura. Ha sido uno de los grandes renovadores de la poesía española. En 1977 recibió el Premio Nobel de Literatura.
El olvido
No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.
Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.
Con dignidad murió. Su sombra cruza.