La expresión “deshojar la margarita” se refiere al ritual que con ella practican los amantes: “Me quieres”, “No me quieres”, van recitando a cada pétalo que le arrancan a la flor con toda parsimonia . Y se da como cierta la afirmación que coincide con el último pétalo. Si la respuesta de la margarita no es la deseada, se da el resultado como erróneo o fraudulento, y se vuelve a empezar con otra.
Las margaritas son objeto de una creencia muy curiosa de origen oriental: los jóvenes enamorados cortaban una de estas flores que aún tuviera rocío, y si permanecía fresca después de llevarla veinticuatro horas en el bolsillo, quería decir que su boda estaría colmada de dicha y felicidad. Con frecuencia, el joven al que se le marchitaba su flor prefería permanecer soltero antes que arriesgarse a llevar una vida llena de zozobra.