“La primera vez que vi a Manuel me pareció un niño normal. Ahora, en cambio… Ahora… No sabría qué decir.
Manuel era, y es, sin duda alguna, un niño normal, como todos, con sus miedos, con sus deseos, pero tiene algo que le hace especial, y me refiero a algo especial que sí que tiene, y no a ese algo que le falta. Me explico.
Todo sucedió una tarde cualquiera en un pequeño pueblo de Madrid. Un cielo ceniciento arrojado adrede sobre una gran plaza rodeada de árboles y bancos, y dominada por un columpio multicolor donde niños y niñas trepaban a su antojo. Sobre el suelo de pavimento claro algunos niños inquietos y abrigados jugaban con una pelota desinflada. Los había de todas las edades, de todos los colores, y de todos sitios. Unos africanos, uno oriental, alguno de América, y otros muchos europeos, aunque ninguno fuera capaz de acertar de qué país era cada uno. Todos persiguen el mismo objetivo, que no es otro que hacerse dueño del esférico y demostrar que nadie es tan bueno como él. Varias cigüeñas vigilan sobre un campanario situado sobre un tejado de pizarra negra, y no más de cinco o seis madres sentadas estratégicamente alrededor de la plaza con los ojos avizores sobre sus pequeños. Todas miran al cielo también.
Eran los últimos días de un invierno que se iba marchando lentamente, cuando el cielo empieza a alegrarse sin ninguna razón aparente, y cuando el olor de la primavera empieza a avanzar, luchando contra los últimos coletazos de un otoño que no se quiere terminar de ir….”
SI QUIERES LEERLO TODO PINCHA……………………..EL NIÑO DE LA PLAZA