… Cuando vio aquella película de mayores junto a su padre, disimulando estar dormido en el viejo sofá de aquella casa donde vivían entonces.Aquella pistola humeante le impresionó de tal manera que no pudo dejar de oír el sonido del “bang” en ningún momento de aquel primer año donde todo empezó. También recordaba – con solo cerrar los ojos – como aquella bala impactó violentamente en la cabeza de aquel ladrón que intentaba huir, y aquella explosión de sangre que incluso manchó el objetivo de la cámara para hacerlo todo más real – y desagradable.
¿Cómo sería eso de disparar un arma sobre alguien? ¿Qué se sentiría al apretar el gatillo y ver la bala dentro de la piel? ¿Cómo saldría la sangre?… Esas fueron las terribles preguntas que, poco a poco, se fueron haciendo menos amargas para un niño que dejó de serlo ese día…
mañana sigue