ya cuando nació fue María firme candidata a desgraciada segura. Todo el mundo lo supo al verla… Todo el mundo, menos ella, claro está.
María nació antes de tiempo – tanto que ni siquiera a su padre pudo llegar al momento de su nacimiento – y nació sola, ni siquiera con su madre, que se desmayó en el mismo momento en que María vio la luz por primera vez.
Sola, sin llorar siquiera, y rodeada de frío y humedad, pasó los primeros quince minutos de su vida, hasta que llegó la comadrona.
María, además de sola, nació acompañada de tres defectos que no la harían pasar desapercibida para una sociedad que, entonces – como ahora – era analfabeta en miles de cosas pero no en encontrar palabras para describir los defectos de los demás. Para eso, a todos llega la inspiración… Hasta al más tonto.
De sus tres defectos el más visible era, sin duda alguna, el de la fealdad. La pobre María tenía una cara privada de gracia alguna. Ya recién nacida resultó soprendentemente horrible, pero con el paso del tiempo ese defecto no hizo sino ir agrandándose. Sí, María era como todos decían: horrorosa, con grandes ojos redondos, gigantescas cejas pobladas y unidas sobre una nariz alargada y aguileña que más parecía un pico.
Su segundo defecto afectaba a su cuerpo… O a su contracuerpo, como decía todo aquel que veía aquella espantosa joroba en su espalda que la hacía parecer una bruja de la Edad Media.
Fue su tercer defecto, ese que todos creían casi el peor de todos, el que hizo que nuestra María fuera más feliz… Al menos, alejó de ella la peor de las tristezas. María nació ciega, y por eso no pudo disfrutar de la belleza de las cosas, pero tampoco tuvo que sufrir su fealdad. Gracias a esa ceguera María nunco pudo ver a ese monstruo del que todos hablaban a su espalda… NI siquiera podía imaginarlo, y eso sí que era una suerte, aunque no lo pareciera.
Vaya jarro de agua fría este microrelato.
Aunque atisbo en él algo de optimismo, para esta pobre María…quizás un mundo imaginario.
No sé, Josa, me ha impactado mucho. Suerte o no, lo importante es que pudo imaginar un mundo propio.
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jo tío sí que es desgraciá esta pobrechiquilla. mUy macabra esta historia, como te gustan a ti y a a lgunos de los seguidores del blog. A mí no me gustan nada. La vida es más bonita que todo seto
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estoy con Lola que este relato es muy triste. Pobrecilla
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me encanta este relato cortomacabrocabronazoydemás
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me gusta, un final sorprendente.
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