Todos tenemos una musa… O varias.
“Ando cojo, me falta tu sereno juicio y tus apasionados besos. Dios quiera que algún día estas excursiones artísticas las hagamos siempre juntos”. Esta confesión forma parte de las misivas que Joaquín Sorolla le enviaba a su mujer y musa, Clotilde García del Castillo.
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