¿No es un milagro – o como quieras llamarlo – estar a cientos de kilómetros del mar y que, de repente, aparezca ante ti una playa azul, calmada, sin olas, sin marea, de agua rizada y rubia…? ¡Muy rubia! ¿Y no es mayor milagro sentir la brisa y los sonidos del rompeolas sabiendo que el mar está a más de tres sistemas montañosos de distancia? Pues eso… ¡Milagros!
AQUELLA SIRENA DE PELO TRIGUEÑO

Que bonito… la foto no puede ser mas apropiada…
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