HOY

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paseando por la vieja estación de metro algo llamó su atención. Era una chica negra, de unos treinta y… – o quizás cuarenta.
Pedía dinero se pie, con la mano caída hacia el suelo… Tanto, que él tuvo que cogérsela para que la moneda que quería darle no acabara en el suelo. Ella tembló, y le miró asustada. Tenía los ojos bañados en lágrimas.
Gracias – dijo, y él no pudo detener el impulso de abrazarla. Lo hizo, y ella siguió llorando sin que él supiera por qué. Le dio otro abrazo, emocionado como ella, y después Le dio un pequeño billete de cinco euros que ella rechazó.
– Gracias… Ya me ha dado todo lo que necesitaba. Era su primer abrazo en dos años.

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