La mano de Javier no era tal. Sus dedos eran perpetradores de placeres que nublaban su vista.
Ella era más tímida pero le empezó a gustar el juego a través de la ropa… Acariciar e imaginar sobre la tela hacía todo más sensual
– no hables… Hazme tuya
Finalmente las ropas se hicieron, primero hojas de otoño, cayendo lentamente, y después alfombra que pisar con sus pies descalzos
Ella, como lobo hambriento, cazó y devoró a su presa
Él le sacó un nuevo billete con dirección a esa lejana ciudad llamada Extasis… Un billete de ida y vuelta
En el trayecto, la luna llena que había en la boxa de Javier descubrió su licantropía
Dos cuerpos se hicieron uno solo
Y como siempre, la ciudad se apagó tenuemente para ellos, para que solo existieran sonidos de carne
La mujer lobo despertó
Todo había sido un sueño… Y Marga prefirió seguir durmiendo porque era lo mejor para ella. A estas alturas de su vida, mejor soñar su vida que vivir sus sueños. Había llegado la hora de echar cuentas
Marga, Javier y… Finalmente siempre aparecía Carlos
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