– Compro sueños vivos – era el cartel que podía leerse en mis ojos, cuando me mirabas, hace no más de un año.
– Vendo alma muerta – es el que puedes leer ahora si te atreves a mirarlos directamente.
– Te vendí los sueños… Pero, lo siento, soy de vender, no de comprar – le contestó mientras cogía su maleta y se marchaba de su casa.
Asi,asi de esta manera tan horrorosa me siento yo ahora mismo.Despues de q un vendedor de sueños un poco tramposo haya decidido trasladar su negocio.Ciao bonico!!!
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Los desengaños amorosos son muy tristes y tienen que doler un monton, pero las traiciones de los amigos también tienen que ser muy dolorosas por no esperarlas, pero menos mal que no hay dolor que dure cien años ni cuerpo que pueda resistirlo.
Despues de cada fracaso se tiene que lenvantar uno seguir hacia delante pues la vida continua y no se para ni se acaba.
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