ÓPTIMUS
Él miraba al suelo pero, al contrario que los demás, no dejaba de verlo con esperanza. Sí, es verdad que la terrible sequía seguía destrozando no sola la tierra, sino las esperanzas y la propia vida, pero él sabía que pronto todo cambiaría. De pronto, un buen día de calor, decidió hacer un agujero en la tierra. Sus amigos le miraban extrañados… Más extrañados aún cuando le vieron colocar ese trozo de hierro oxidado que había encontrado tiempo ha.
– ¿Qué has hecho ahí? Si no hay agua – le dijo un amigo
-pronto llegará la lluvia – dijo él sonriendo- y vendrá con más fuerza
– ¿y?
– ¿Y? – preguntó sonriendo – tenemos que hacer lo posible para no volver a quedarnos sin agua tan pronto. Quizás así…
– estás loco – dijo su amigo, riendo con los demás. De pronto, cayó una primera gota… Después una segunda. Nuestro amigo sonrió, corrió hasta el sumidero y se aseguró de que estuviera bien cerrado.