Me imagino tu cuerpo como esa catedral construida para glorificar todos los pecados que se me ocurren al imaginarme atravesando su oscura puerta. Entraría despacio, y haría penitencia, y junto al altar de tu honra oraríay suplicaría para que el pecado de la carne – tu carne – no me abandonara nunca.
Cuando me dijeron que tenías un blog no me esperaba esto. Es alucinante. Aquí tienes una nueva admiradora. Tu número uno
Me gustaMe gusta