LOS AMANTES. CAP 60 (se acaban los amantes en el blog)

telefono-movil-con-pantalla-grande_17-827081244Ya habían pasado dos meses desde su despedida definitiva, esa que ella misma  pidió a Javier, casi suplicándole, y que tanto costó llevar a cabo, y Marga no se sentía para nada segura de la victoria. Ella siempre temió una más que posible recaída ya que ese hombre había entrado demasiado dentro de ella, y no solo físicamente. Sacarlo de ella misma no sería nada fácil, y tendría mucho que luchar, con todos los recuerdos, con todos los besos, con todos los mensajes,y, sobre todo, contra ella misma. Dos meses después  de aquella despedida seguía sin saber nada de él, y lo peor de todo era que se sentía más unida a él cada día que pasaba alejada. 
Mirar el móvil se había convertido ya en un desesperado intento por sobrevivir, pero ese infernal aparato – otrora ameno y reconfortante – ya no despejaba ese aire que ella necesitaba para respirar. Los silencios de ese aparato y la oscuridad de la pantalla hicieron tanto dolor en ella como al principio, cuando los mensajes del marido de su amiga no eran mas que un juego peligroso y excitante.
A pesar de que fue ella misma quien le había pedido que no volviera a llamarla, ni que le mandara más mensajes, nunca llegó a creer que él fuera capaz de obedecer su orden, así, sin más.
Los días siguientes a su despedida él no la llamó  como le había hecho prometer, pero al tercer día volvió a sonar el teléfono. Marga no lo cogió, pero no pudo evitar leer esos mensajes que, en el fondo, necesitaba para seguir sintiéndose viva. Javier se desesperaba. Necesitaba volver a verla, hablar con ella otra vez, porque no podían terminar algo tan hermoso y placentero de una manera tan fría y distante. Javier, incumpliendo su promesa, no dejaba de mandarle mensajes a cada instante, llegando a ponerla tan nerviosa que incluso tuvo que cortar el aparato para no escuchar ese estridente «pu pu pum» que tanto le gustaba oír, pero que no podía responder. Le mandaba mensajes por la mañana, por la tarde, por la noche y por la madrugada. Ese hombre no podía vivir sin ella, y eso, aparte de asustarle un poco, también le gustaba. Ella sabía que su aventura tenía que terminar ya, como así sería, pero no dejaba de fantasear con él, de recordar cada asalto, y de añorar un tiempo que no volvería. Pero, sobre todo, lo que más le gustaba era saber que ese hombre, como ella siempre había querido creer, también estaba enamorado de ella, y no era todo solo sexo.
Lo suyo había sido un volcán en erupción. Todos sus encuentros habían sido apasionados, cargados de una sensualidad  y de una pornografía difícil de creer hasta para ellos mismos, que fueron sus actores principales. Ella creía morir cada vez que escuchaba el móvil, pero peor aún era cuando pasaban horas y no sonaba. Así estaba ella, en medio de la nada, y al borde de la locura.
Otra vez volvía a sentirse como al principio del todo, cuando esos mensajes que Javier le mandaba, la hacían sonrojar, pero también le hacían alegrar como pocas cosas. Aun así, aun deseando contestar cada llamada perdida de su amante, ella fue fiel a sí misma y a su promesa. En realidad, Marga fue fiel a todo el mundo, menos a sí misma. Lo que sí sabía era que se sentía rara como nunca. Se sentía vacía, falta de vida, con ganas de llorar y de gritar, y, sobre todo, con ganas de discutir con Carlos, que fue quien realmente cargó con su mal humor continuo.
Agarrándose a la idea de ser madre intentaba escapar de sus zozobras, pero lejos de eso, la idea de que el hijo fuera de Javier no hacía más que  adentrarla más en las cavernas de la desesperación. ¿Y si se parecía tanto a él como para que todo el mundo sospechara? – pensaba, imaginando al bebé con la misma cara de su padre.
Ella estaba segura de que ese niño no era de su marido. Ese hijo había sido concebido en la mesa de su cocina, aquella tarde que se quedaron a solas y que el placer recibido fue tan intenso, y tan espiritual, que le hizo incluso perder la conciencia. Esa misma noche lo notó. Y más lo notó a la mañana siguiente, al despertar. Javier iba a ser padre… ¡por partida doble!, pero sólo disfrutaría de la paternidad del hijo de Esther, a quien ya habían buscado nombre, ropa, e incluso le habían adornado la habitación. Marga, sin embargo, se sentía extrañamente desdichada porque quería disfrutar de su maternidad con él, con ese hombre que le había robado no sólo el corazón, sino la vida entera. Además, su cuerpo cambiante empezaba a experimentar cambios. Y no sólo exteriores, sino también interiores.
Sus ganas de Javier habían aumentado considerablemente, y no había un momento en que su mente no viajara hasta el cuerpo desnudo de su ya  ex amante. Sí que le echaba de menos. ¿Cómo no hacerlo?. Y cada día más. Tenía que volver a verlo – eso se decía siempre, en esa extraña lucha que no sabía si podría vencer. Se moría por verlo, y sabía que a él le pasaba igual, pero no podía llamarle. Se lo había jurado a él, a ella misma, y a ese hijo que esperaba. También al que esperaba él.
Aun así no fue capaz. Ese hombre estaba más adentro de lo que ella misma creyó, y sacarlo de ahí sería ya algo imposible. Tampoco sabía si quería hacerlo. En realidad no quería otra cosa, pero era una mujer débil. Ya le pasó cuando dejó de fumar. Sabía que tenía que hacerlo, pero era precisamente el pensar que no volvería a hacerlo nunca más lo que le hacía claudicar una y otra vez. Definitivamente, el tabaco y Javier le acompañarían hasta el último día de su vida. Eso temía… eso también deseaba.
Solo una fuerza mayor que todas hizo que, finalmente, tomara la decisión de tirar la cajetilla. Fue esa misma fuerza a la que se agarraba para dejar a Javier en el olvido. Y esa fuerza tenía nombre aunque aún no hubiera nacido. Se llamaría Carlos, para seguir con la tradición de los Colmenero. Ella ya estaba harta de tantas abstinencias. Todo en su vida lo fueron… desde bien pequeñita. Primero con papá, que murió cuando ella era niña. Después la yaya, para su boda, y ahora Javier, a quien no quería renunciar aunque no le quedara más remedio.
Poco a poco, Javier pareció ir cansándose de sus intentonas por hacerse de nuevo con ella, y las llamadas fueron desapareciendo, al igual que los mensajes de texto. Así, castigándola, o eso creía élla, Javier dejó de usar el teléfono para ella.
Habían pasado ya dos meses desde su último encuentro y casi cinco semanas desde que él  había dejado de llamarla, y casi de existir. Y ella, cada día que pasaba, le echaba más de menos. No sabía vivir sin él, y , lo peor es que también sabía que jamás podría olvidarle ¡JAMÁS!
Una larga tarde de lluvia, cansada de no saber nada de él, y sintiendo que se ahogaba, decidió llamarlo. Marga, nerviosa, acariciaba su incipiente barriga mientras oía las llamadas del teléfono. Una, dos, tres… diez, doce, quince… ¡no lo cogía!. Toda la tarde estuvo llamándolo pero Javier no cogía el teléfono, ni respondía a sus mensajes. Marga se sintió completamente derrotada, y también culpable, pues pensaba que Javier había llegado a odiarla por pasar de él de esa manera tan abrupta.
Aún podía recordar aquella despedida en ese hotel, donde le dejó solo, desencajado, y donde había actuado de la manera más fría e infantil que podía recordar. ¡Cómo se arrepentía de ello! Sola en casa, sin saber nada del hombre por el que estaría dispuesta a dar su propia vida, lloró y lloró, recordándose entre sus brazos, recibiendo sus besos y sus caricias, y sintiéndose briosamente poseída por el hombre más masculino y que más femenina la hizo sentir. Allí, tumbada y abrazada al sofá, comenzó a soñar despierta con él, imaginándole a su lado, con esa provocadora sonrisa, besando esos labios de saliva alcalina, y provocándolo para que volviera a hacerla suya una vez más. Así fue como empezó a vivir rodeada de miedos y de mentiras que se hacían la más cruda de las realidades cuando cerraba los ojos y pensaba en él.
Durante casi una semana estuvo llamándole cada diez minutos, mandándole todo tipo de mensajes por whasap, por line, sms, por el messenger… Pero Javier había desaparecido.
Finalmente pasaron más de tres meses hasta que volvió a encontrarse con él. A Esther sí que la veía,  casi una vez por semana. Juntas salían a dar los paseos recomendados por el ginecólogo, pero Marga no se atrevía a preguntarle por él.
Javier estaba en la fase final de su proyecto, y eso hacía que estuviera alejado de todos, hasta de su propia esposa. Pero eso era lo que tenía su trabajo. Durante todo el proceso podía estar en casa – donde trabajaba – pero cuando se terminaba el trabajo llegaba lo más complicado, que era la ultimación de todos los detalles y la inminente promoción.
– ¿Y de qué va? – le preguntaba Marga, curiosa como la que más
– pues si te digo la verdad, no tengo ni idea. Ya sabes que a mí no me cuenta nunca nada de eso.
Y el día esperado llegó. Cuando volvió a encontrarse con él Marga ya estaba embarazada casi de seis meses, y su barriga ya se dibujaba con claridad a través de sus ropas. Marga estuvo nerviosa todo el día ¿Cómo no estarlo?
Por fin salía a la venta el libro de Javier, y la expectación era máxima. La fiesta sería en el Palacio de Congresos, y en la primera edición se ponían a la venta casi quinientos mil ejemplares. Marga le echaba tanto de menos, y tenía tantas ganas de verle que no pudo disimular su nerviosismo al llegar al evento.
Ese mismo día había vuelto a llamarle. También le mandó un par de mensajes de texto, pero Javier seguía sin contestar, y eso la martirizaba. ¿Acaso ese hombre se había olvidado de verdad de ella? ¿Acaso era mentira todo eso que le decía de que nunca podría olvidarse de ella? 
En la amplia sala, repleta de gente, de medios de comunicación y hasta de algún  que otro famoso, de esos que salen por la tele, Marga esperaba ansiosa la aparición de Javier. Entre la elegante gente reconoció a Jose Ángel Mañas, el escritor de Historias del Kronen, al poeta Luís García Montero, con su elegante acento andaluz, y al mismísimo cantante de Fito y los Fitipaldis. Todo el mundo estaba expectante ante la nueva obra de Javier Cámara Guernica, uno de los autores más importantes de la nueva novela romántica hispana.
Cuando Javier subió al escenario, acompañado de una Esther espectacular, Marga sintió que sus piernas le temblaban. No podía dejar de mirarlo. Estaba tan guapo que casi dolía a la vista, y no dejó de buscarle con la mirada, a la espera de que sus ojos se entrecruzaran después de tanto tiempo. Oculta entre la multitud, ojeaba el libro que tenía ante sí, y  escuchó atentamente la entrevista que le hicieron, esperando que la buscara entre el público asistente. Pero no. Javier no hizo siquiera un intento por encontrarse con su mirada, y eso sí que le dolió.
¿Acaso se había olvidado ya de ella, o simplemente quería hacerle pagar por haberlo ignorado ella previamente?.
Estaba tan nerviosa que no se daba cuenta del título del libro, ni siquiera de la portada del mismo. Allí solo existía Javier y su enormes deseos de acercarse a él y hablarle por fin.
Javier parecía tan seguro de sí mismo, tan feliz, tan dichoso que Marga se sintió fatal. Esperaba verle algo afectado, como ella estaba, pero ese hombre parecía la antítesis de la tristeza. En su cara se dibujaba una gran sonrisa, sus palabras estaban repletas de alegría y optimismo, e incluso soltaba alguna que otra de sus fantásticas carcajadas… Marga tenía que reconocerlo: Javier estaba más guapo que nunca. En cambio ella… ¡Se veía tan gorda y tan fea!
Fue al final de la gala cuando Marga se acercó a saludarle para que le firmara un ejemplar que Esther le había guardado. Poco a poco se iba acercando a la mesa donde él firmaba. Los nervios se hacían más patentes, llegando incluso a creer que podría caerse en cualquier momento.
Por entre las cabezas de los que la precedían no podía dejar de mirar su embaucadora sonrisa. Estaba tan guapo que dolía en el alma de esa pobre mujer, enamorada como nunca lo había estado de nadie.
Ya solo habían tres personas delante de ella y casi podía olerlo desde allí. Él, siempre con la mirada puesta en los libros que firmaba, parecía más bello que nunca, y Marga volvió a verlo, desnudo, junto a ella, o sobre ella. Tan mal se sintió que a punto estuvo de desmayarse.
Al llegar junto a él le extendió el libro de malas maneras, intentando demostrarle su enojo. Javier la miró seriamente. Después le obsequió con una estúpida sonrisa infantil, y procedió a firmar.
– ¿Todo bien, Marga? – le preguntó mientras le escribía una dedicatoria
– todo fenomenal – contestó ella de malos modos, intentando esconder la rabia que tenía por dentro
– me alegro. Espero que te guste – fue lo único que le dijo antes de coger otro libro para firmarlo
– gracias – dijo ella, casi a punto de echarse a llorar al leer la fría dedicatoria que le había escrito, y que no entendía.
  Marga se sintió tan mal que le pidió a Carlos que la sacara de allí de inmediato. De camino a casa lloró en silencio, aprovechando la oscuridad del vehículo, mientras en la radio sonaba la canción de los besos robados de Loquillo.
La novela de Javier se llamaba «Los amantes», y la leyó en dos tardes y una noche. Una vez la empezó no pudo dejar de leerla, y hasta llegó a olvidar la cena, ensimismada en esa historia que tan bien conocía.
El muy cabrón… – era la frase que más repetía al leer cualquier pasaje de una historia de la que ella era la protagonista. 
El personaje femenino se llamaba Emma, y se acostaba con el marido de su prima.  Todo – se sintió morir al leerlo- empezó con un partida de ajedrez, y a partir de ahí, la pareja protagonista engañaba a sus parejas en mil y una aventuras diferentes, a cada cual más extraña y excitante. Al leer todos los pasajes comprendió que allí estaban escritos todos sus encuentros, todos sus deseos, incluso los mismos mensajes que se habían mandado por teléfono, y que ella creía que había borrado. Un capítulo era en la playa, otro en la casa de ella, otro en un mustio hotel, otro en el piso de unos amigos, y hasta hubo uno ocurrido en la planta baja de una casa de playa, mientras los demás dormían. Con todo detalle fue capaz de describir toda su relación, evitando ciertos momentos, o situaciones, que pudieran delatarles y hacer que Carlos o Esther descubrieran todo.
Marga estaba escandalizada, y empezó a pensar si ese hombre no la había estado utilizando desde el principio. Fue cuando llegó al final cuando todo su amor y su exquisita formalidad irrumpió en ella, tirando el libro al suelo mientras le maldecía y lloraba, completamente indignada y dolorida. Releyendo una y otra vez la última frase del libro, se sintió morir.
 
¿Y ahora qué? – preguntaba Emma, la protagonista
– ya he terminado la historia para mi libro – decía el personaje principal de la historia a su amante – ya no te necesitaré más. Así que, hagamos cuentas, y que cada uno siga su camino
– pero, yo te amo ¿No me amas tú?
– ¿yo…? yo nunca supe amar. Yo solo sé escribir.
FIN.
 
 
– Qué cabrón… – volvió a decir mientras comprendía que uniendo todas las letras en mayúscula, le había dejado un mensaje escondido que sólo ella podría descifrar.
 
«Gracias Marga y Carlos, sin vosotros no habría podido escribir este libro»

38 comentarios

  1. lo he leído atentamente y no me lo puedo creer ¿cómo puedes ser tan malo, como puedes hacerle eso a la pobre marga? y yo que estaba enamorada de ese Javier. Sois todos iguales. No nos podemos fiar de ninguno. Me has defraudado Josa

    Me gusta

  2. Javier ha jugado sus cartas y parece ser que le ha salido bastante bien si el libro es un exito, pero reconozco que hay que ser muy canalla para hacer algo asi. Cosas que solo podría hacer un hombre

    Me gusta

  3. yo no puedo ser objetiva en este tema, lo siento. He estado leyendo la historia detenidamente y disfrutandola muchisimo pero esto me parece terrible. ESe hombre ha jugado con ella de una manera asquerosa y si eres tú quien ha hecho algo asi con alguien me pareces delecnable, que lo sepas Josamotril

    Me gusta

  4. Yo no lo veo tan cabron.
    Marga dice que le deja un mensaje . Uniendo las mayúsculas. Algo así como …..así no hay fin .el libro es lo que mantiene su historia viva. Siempre la tendrá presente. Es muy romántico.y esa última dedicatoria ….gracias a marga y Carlos….puede ser ella y el hijo .el de el tbien llamado Carlos..bueno es otra forma de interpretar lo que lees.y me gusta más.

    Me gusta

  5. Me ha encantado la historia y me ha encantado el final.Y como yo soy una romantica me quedo con q se han amado y se seguiran amando siempre pero tenia q llegar su fin.Gracias Josa

    Me gusta

  6. qué buen final, totalmente inesperado y mira que le había dado vueltas a como terminarían estos dos.
    Está claro que no es el final porque en el primer capítulo empieza con Marga en el entierro de Javier, ya ancianos casi y Marga y Esther no se hablan por lo que seguramente sabe la historia de su marido y su amiga. Pero quiero que sepas que me ha encantado la manera de acabar con ellos ha sido genial de verdad y me has hecho sonreir por lo inesperado
    Fantastico

    Me gusta

  7. hace ya mucho tiempo que te dije que esta historia era mejor que la del Grey que tanto me gustó. Esta historia tiene realidad, retorcida, pero realidad ¿quién no se ha enamorado o encaprichado alguna vez de esa persona cercana y prohibida? es ahí donde radica la magia. Todos hemos deseado alguna vez a ese alguien pero nunca nos hemos atrevido a dar el paso y tú nos has hecho darlo con la imaginación. Gracias josamotril

    Me gusta

  8. no había seguido la historia pero este capítulo final me parece fantástico por la manera que has descolodado al personal. Lo he leído por los comentarios. EStoy de acuerdo con la persona que dice que no es un cabrón. Yo hasta lo veo romántico el escribir una historia para poder recordarla siempre. Eso es maravilloso

    Me gusta

  9. he leído la historia completa y nos falta el capítulo final al menos, ese que va con el primero. ¿Quépasa entre Mrga y Ester cuando muere Javier? ellas no se hablan porque ella se ha enterado de todo supongo. Más, josa, más
    Hazlo por las que hemos sido fieles lectoras

    Me gusta

  10. josa, esta historia es alucinante para una peli. Me he leído todos los capítulos y no sabría con cual quedarme pero este me ha hecho daño. Yo confiaba en Javier, incluso estaba enamorada de su personaje, pero me ha decepcionado

    Me gusta

  11. Tiene que haber una segunda parte!!! No nos puede dejar así!!!
    Además, el comienzo del libro lo dice claramente. Para cuándo? Qué incógnita!!
    Buen día para todos!

    Me gusta

DEJA TU COMENTARIO (bueno o malo)

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.