Fue ella quien hizo que acabara, pisoteara y olvidara muchas de las cosas que nunca quise hacer, por ejemplo, la de hacerme un tatuaje… Nunca me gustaron, y aquí me tienes, con la piel tatuada por todas y cada una de las sonrisas que me regaló, y por cada una de esas miradas que se quedaron clavadas en mi cuerpo. Nadie ve los tatuajes, ni siquiera ella, pero siguen ahí, dulcemente grabados sobre mi piel ya marchita. Algún día los mostraré… Pero solo a ella. A nadie más.
ME ENCANTA ESTE BLOG
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después de releerlo te diré que me ha encantado. La censura no me deja poner más. Lo hago en privado
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