Un día de estos subiré a ese tren del que bajas tú todos los días y allí, antes de que te de tiempo a reaccionar, te daré un beso de esos que son capaces de detener el mundo… Hasta ahora ha sido fácil reprimir el primer capricho que despertaste en mí cuando te vi, pero ahora, cada vez resulta más difícil satisfacer los otros caprichos que siguen a aquel tan primario del beso.
Y sí, te escribo a ti, a quien está leyendo esto.
A ti ¿A quién si no? Así que no te hagas la tonta.
Esa mirada que ves en la imagen sólo puede ser tuya.
Que sí, que es a ti…
Así que ándate con ojo que ando suelto… ¡Y con ganas!
Sí, yo, el que escribe esto.
DEJA TU COMENTARIO (bueno o malo)