
Aquel hombre no podía adoptar la postura de mi pequeña escultura. Por otro lado, yo tampoco me sentía bien teniendo un modelo en mi estudio. Me di cuenta de que me intimidaba tener allí a alguien con el que tenía que relacionarme. Tenía allí a un hombre desnudo y completamente afeitado. Él no tenía ni medio pelo en el cuerpo. Todo eso me impedía estar a gusto. Pensé, “bien, ¿Qué hago yo aquí con un hombre desnudo? “. Así que le pedí que se sentara en una esquina mientras yo pensaba todo esto. Él entonces me sugirió algunas poses y tomó alguna de esas posturas ridículas que suelen realizar los modelos. Eran falsas y artificiales, y me di cuenta de que todo aquello no me servía para nada. Yo trataba de reunir todo mi valor para decirle que se marchara. Lo miré, allí sentado en la esquina, tratando de decidirme. Él no estaba tan enfadado como lo parece estar Big Man, pero tenía esa misma posición. Y pensé en ese momento, ” ¡Qué buena idea! “, y así nació la pose de “Big Man”.
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