fotos de amigos: ELLA INVENTÓ EL ARPA?

Cansada del calor estival  de ese mes de Agosto en Calahonda ella acudió al rebalaje a altas horas de la noche. Su desnudez no ayudó a mitigar ese terrible calor que impedía el sueño, y ella necesitaba ese sueño porque su amor vivía atrapado en uno que nunca acababa. De repente, sorprendida por la luna, se dejó dormir junto a la roca milenaria donde tantas veces se había apoyado en su  vida. Allí, con los brazos de él sobre su cuerpo desnudo, sueña que al fin son uno sólo.
Nacen a su alrededor colores nuevos, luces que iluminan su aletargado pensamiento. Florecen emociones, que hacen despertar su cuerpo brioso y colérico. Brotan sentimientos, que hacen vibrar hasta la última célula de su ser, y todo acompañado de una música extraña, de un sonido único que escapa de un instrumento inexistente pero que pronto será inventado… ¡Muy pronto!
Sus almas – nunca pasa con su cuerpo – se funden en un solo lenguaje donde las palabras no son suficientes para expresar esa metamorfosis que ya está pasando, aunque ella no sea consciente .A través de una melancólica transmutación de regusto casi alcohólico la roca se convierte en una caja armónica que empieza a dejar escapar sonidos imperceptibles, mientras el cuerpo de la joven adopta la forma de la columna curva donde descansarán las cuerdas creadoras del milagro… Más tarde, mecidas por la brisa suave, las trenzas que ella misma hizo en su pelo se transforman en esas cuerdas milagrosas.
Ella deja de ser mujer, y se convierte en ninfa, y, poco a poco, sus formas femeninas se van adaptando a las de la roca donde descansa y sueña que le extraen notas musicales aún no concebidas. La piedra, al mismo tiempo, y envidiosa de sus curvas, adopta su forma, haciéndose una sola… ¡Es la primera vez que la carne vence a la piedra! Después, como si fueran tensadas por el mismo dios del mar y de la noche, su pelo se estira, formando cuerdas que parecen de metal, y que vibran al roce de la brisa… Así pasan las horas. Ella sonríe dormida, siempre bajo la custodia de la luna llena, que invita al músico a despertar de su cama y bajar también a ese mismo punto del rebalaje que tantas tardes comparten juntos sin ellos saberlo (aunque a veces lo imaginen)
Él, sudoroso y cansado por ese terrible calor, sale de la casa y baja por las piedras y la arena. Camina descalzo – ventajas de vivir junto al mar – y casi desnudo. La noche le invita, y allá a lo lejos, en el rebalaje, sobre las rocas, un brillo extraño le llama la atención. No sabe bien qué es, pero no teme. ¡Al contrario!
Cuando llega hasta ella la ve. No está seguro. Cree que todo es un sueño. No puede ser ella, pero esa roca se parece tanto… Observa su larga melena, caída como pequeñas lanzas, su bello rostro aletargado, sus brazos unidos a esa roca, sus terribles senos portadores del mejor de los manás, y un cuerpo que parece esculpido y cincelado por la misma luna que a ambos cobija. Duda si acercarse a ella, pero lo hace. No puede evitarlo. Son tantas las tardes deseando acercarse a ella, junto al agua, que ahora que la tiene allí no puede disimular su emoción.
Se acerca en silencio, con miedo a despertarla, y que todo termine allí… Con miedo también a que sea él quien despierte. Allí ya no huele a mar, sino a cabello trigueño y a esencia misma de sexualidad femenina. Quiere acercarse más, y besarla, y abrazarla, pero, de pronto descubre que no es ella, ni una roca, ni siquiera su pelo, sino un arpa dorada, fabricada por el mismo cielo. Él no sabe tocar, pero toca. Primeo un dedo, luego otro. Suena a noche de verano. Después apoya la cara sobre el hombro desnudo de su platónica, pega su cuerpo desnudo al de ella, y sus manos comienzan el ritual de la música sagrada.
De repente ella despierta. El sonido le hace abrir los ojos, y se descubre junto a él, tejiendo juntos una sábana bordada en oro con las notas que él roba de su pelo. Ella le mira. Él la mira, y juntos, entre esa música celestial, bailan y bailan, hasta que sus bocas se unen y componen la sinfonía inacabada, esa que  jamás nadie podrá oír…

Después… ¿Después? Ya nunca más habrá un después

CUADRO DE ELENA

12 comentarios

  1. cuando uno lee estas cosas siempre piensa lo mismo ¿pero por qué narices no escribes menos y lo corriges todo? Tienes auténticas joyas si las pulieras un poco. No es una crítica sino un consejo. Me da rabia que tengas tanta imaginación pero no te lo curres un poquito más. Venga, que tú puedes.

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  2. No me canso de leerte. Reconozco que me tiro tiempo sin entrar, pero siempre que veo algo en el facebook no puedo evitarlo por esa unión de foto y texto que haces. Lo más curioso de todo es que estoy convencido de que para escribir cosas como esta tiene que haber una musa muy profunda, muy especial, alguien que literalmente te vuelve loco y te hace vivir dia a dia en una nube. Felicidades a ambos

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