¿Sabes qué es lo realmente bonito de una vida? Pues todo ¿no? Pero ¿hay algo más bonito que despertar por la mañana, después de un sueño increíble, abrir los ojos y descubrir que el sueño aún no ha acabado? Imagina. Abres los ojos, asustado, temeroso a un final no deseado, y descubres que los rayos del sol no han podido borrar aún esa sonrisa de tu boca, ni parte de esa saliva alcalina que la acompaña?
Es la suerte de tener alguien así cerca – no tiene por qué estar contigo en ese momento. Vale también con el pensamiento. Es la suerte de tener en tu vida a esa mujer, o a ese hombre, con el que no hay punto y final al llegar al día, con el que los sueños despiertan con unos puntos suspensivos… ¿No es una maravilla tener a esa gente con la que los sueños siempre continúan?
Es más, con esa mujer – y esa era su magia desde que él, la conoció, la conquistó, y la compartió con el mundo – el verdadero sueño comenzaba justo al despertar… Como ha pasado hoy mismo.