
Queridas hijas:
No tengáis miedo nunca a perder un amigo por defender – o decir – algo en lo que tú crees, y él no. Si un amigo deja de serlo porque pienses de manera diferente a él, en realidad ninguno de los dos habéis perdido mucho.
Tampoco te pelees nunca con nadie porque piense diferente a ti. ¡Todos pensamos de forma diferente sobre algo alguna vez en la vida! Algunos, incluso consiguen seguir casados y respetar las ideas que no comparten, a lo largo de los años… ¿No vais a poder vosotras?