
Hay algo que en mi generación no tuvimos muy claro nunca. Bueno, nosotros sí, pero los partidos que nos representaban no tanto. Vosotros – los jóvenes de hoy – no os debéis a ningún partido, ni a ningún líder político. Vosotras os debéis solo a vuestras ideas, a vuestro ideal de lo que está bien, o mal, y a lo que vosotras sintáis… Y si eso coincide con el ideario del partido, estupendo.
Son ellos – los partidos, y los líderes de los mismos – quienes se deben a vosotros… ¡Y no al revés! Y si no les gusta vuestro postulado – o a vosotras el suyo – nada es obligatorio: ni que tú estés en un partido donde no te oyen, ni que el partido tenga que tenerte a ti siempre diciendo cosas que no quieren oír.
Por suerte, el otro día estuve hablando con dos chicas jóvenes, muy preparadas, ambas de partidos e ideologías diferentes, y comprendí que ellas lo tienen mucho más claro que los de mi generación. Lo reconozco: sentí envidia. También alegría.
Ole por Belén y Paula… Menuda lección nos disteis de respeto, diversidad, discusión elegante, y, sobre todo, de esa capacidad tan olvidada a veces: la de escuchar. Escuchando a estas dos jóvenes volví a creer que aún hay esperanza en que la política cambie… Al menos, ellas parecen comprender que en política lo importante es tener razón, y estar convencido de ello, y no solo que se la den a uno, como pasa dentro de nuestros partidos.
¡Ganas de escucharos otra vez!
llevo solo cinco años en una agrupación socialista y ya tengo ganas de salirme. Allí todo el mundo va a su bola y miran antes las camarillas que el partido. Así nos va
Me gustaMe gusta
me encanta que aprendas de los jóvenes. No todos los de tu edad saben hacerlo
Me gustaMe gusta