Él era un hombre de montaña. Ella era una mujer de mar.
Ella era muy rubia. Él era demasiado moreno.
Ella tenía dos hijos. Él dibujó esos dos.
Él era feliz. Ella aún no sabía lo mucho que era.
Él era espectacular. Ella era inclasificable.
Ella era de cortar pelo. Él era de erizarlo.
Ella vivía un momento feliz de su vida. Él se quedaría a vivir en ese mismo momento durante el resto de la suya.
Ella tenía una vida. Él… Ella era la vida que él había elegido.
A ella le ha tocado él. A él ella le ha tocado y le ha hundido…
Y ambos se hundirán, con las “maños” atadas, pero juntos, y como se hunde la gente que no se quiere hundir: ¡hacia arriba!
Ellos estaban a punto de vivir un precioso cuento: ese que decía “érase una vez ese cuento en el que yo cuento contigo y tú cuentas conmigo” Y, colorín, colorado, este cuento aún no ha empezado.
Felicidades!!!!!
