
Eva tenía ya más de cincuenta años y cenaba en casa con su hija y dos de sus amigas. Las tres niñas comían su pizza favorita porque esa noche celebraban una fiesta de pijamas. Isabel miraba a Eva emocionada… ¡Qué feliz era su hija con sus amigas! Mientras las miraba, y escuchaba sus triviales conversaciones sobre youtubers famosos, se dibujó una melancólica sonrisa en su cara que no tardó en volar hasta sus ojos de donde brotó una preciosa lágrima.
-Mami, ¿no te gustaría volver a tener 10 años otra vez? – le preguntó su hija al verla casi emocionada.
-Claro que sí – contestó una cansada Eva después de un duro día de trabajo en el laboratorio.
-Y si tuvieras diez años otra vez… ¿Qué es lo primero que harías? – preguntó una de las amigas.
-¿Lo primero que haría…? – preguntó la mamá mostrando una sonrisa que su hija ya conocía. Entonces la mamá se levantó de la mesa, se acercó a su bolso, colgado en la entrada, sacó su móvil, y escribió un mensaje mientras las niñas seguían comindo pizza mirándola extrañadas.
-¿Qué hace tu mamá? – le preguntó una de las amigas a Eva
-Lo de siempre – contestó la niña -. Le está mandando un mensaje a “su Cruz”.
-¿”Su Cruz? – preguntó extrañada – Quién es “su Cruz”?
-pues a ver cómo te explico… Cruz es como tú y yo, pero hace cuarenta años…
“Te quiero Cruz”. ¿Eviar? Aceptar. Mensaje enviado.
¿TODAVÍA SIGUEN SIENDO TAN AMIGAS? QUÉ BIEN
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qué tierna esa Eva y su hija
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