
Cuando era pequeña a ella no le gustaban las historias de princesas, ni las faldas brillantes o los lazos en la cabeza… Y eso que no eran pocos los que así intentaron que fuera. A ella le gustaban las historias de superhéroes, y los pantalones vaqueros… y también algunas historias de princesas, pero pocas. A pesar de vivir tiempos modernos muchas – uso el género femenino porque muchas eran precisamente mujeres – le decían que eso no era muy femenino. Algunas hasta hacían bromas con ella y con sus gustos. Ella, en cambio, nunca hizo bromas con ellas, y mucho menos con sus gustos, y lo mejor de todo era que siguió disfrutando de lo que a ella le gustaba, y no de lo que decían que tenía que gustarle por ser niña, y no niño.
Con el tiempo ella se convirtió en la superheroína que es hoy, una superheroína con el poder más importante de todos: el de la personalidad. Y, sin quererlo, ayudó a esas otras mujeres a superar muchos de sus complejos heredados…
Sin quererlo, o queriendo… Vete tú a saber, porque ¡menuda es ella!
guau
creo que me suena esa niña. yo era así una supermarimacho y asi me llamaba mi padre
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CUANDO HE VISTO EL TÍTULO TE IBA A REGAÑAR PERO BIEN. ME ENCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANTA
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sí señor. Las nuevas generaciones van a acabar con tanta tontería. Yo tengo una amiga que su hija con solo siete años le dice que cuando vayan de compras ella elige porque su madre se empeña en comprarle ropa ñoña ja
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a mí me llamaba mi madre marimachojajajaj
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me encanta. A mí también me llamaban marimacho. Me encanta lo de supermarimacho
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MARAVILLOSO JOSAYSUSCUENTOS
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llamarle marimacho a una niña ya dice mucho del adulto que lo hace. Por suerte a estas generaciones es más difícil hacerles daño porque saben defenderse y tienen todo más claro que teníamos nosotros
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eso es actitud ocho de marzo
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