Tumbado bajo la sombrilla de rayas azules y blancas miraba al mar disfrutando de la paz que solo allí existía a esas horas en las que el sol no invitaba a salir de casa. Solo oía el mar y sus diminutas olas, y, si acaso, alguna que otra gaviota que revoloteaba por la orilla dormida. $$Casi estuve a punto de cerrar los ojos cuando un grito me hizo alejarme de esa paz que me envolvía.
A mi lado se colocaron una mamá y un papá, dejando caer sobre la arena todo el peso que cargaban, que no era poco. El sudor me hizo sentir pena por ellos pero estábamos en la playa y allí nadie obliga a nadie… Es la playa el lugar donde puedes estar rodeado de multitudes que apenas si ves, vecinos de sombrilla con los que no tienes porqué hablar, ni siquiera saludar, y no por ellos ser un maleducado, y el lugar donde la multitud se confunde como las mismas piedras de la misma. Eso somos allí… piedras. Cada una de un color y una forma diferente, unos junto a otros, a veces casi unos sobre otros, y todos necesitados de ese agua salada y cercana. Esos papás iban rodeados de niños, y llevaban una sombrilla, un bolso del que sobresalían raquetas, pelotas, flotadores… Llevaban también un cesto con comida y bebida, una pelota que el papá iba golpeando con sus pies vestidos por unas chanclas casi rotas, un equipo de buceo, una barca de plástico – inflada – unos remos de madera, y no sé cuántas cosas más. Mientras ellos tomaban un respiro – él con las manos en sus costados – el más pequeño de sus hijos corrió hacia el agua.
– ¡Niño, la digestión! – le gritó la madre, como hacen todas las madres…..
Ni siquiera metió sus pies – no se había quitado las chanclas – cuando cogió una piedra y la lanzó al agua esperando ver los botes que iba dando.
¿Por qué los niños, a diferencia de todos los hombres, siempre que se acercan al mar tiran piedras?
¡ Bendita niñez!
Fue muy curioso observar a ese pequeño demonio “lanza-piedras”, que no dejaba de buscarlas planas y redondas, colocándolas todas juntas para así poder tirar muchas sin perder tiempo, y me pregunté porqué tiene el mar esa magia especial que no tiene ninguna otra cosa de este mundo. Será esa magia especial la que a todos nos envuelve en el verano, y a todos nos devuelve la melancolía en el invierno?
TODO EL DESVARÍO MENTAL…………………EL PELAILLO 1
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