No hay sensación mejor que la de ese primer baño del año, cuando el agua aún está fría, cuando tus manos no se atreven a entrar, y se quedan con sus palmas sobre la superficie haciendo de tu cuerpo un catamarán que no quiere aún levar el ancla para partir… Es ese momento en el que vuelves a sentirte una niña pequeña, y en la que serías capaz de cualquier cosa… ¡Cualquiera! ¡Te sientes invencible!
¿A que sí? ¿A que, en ese momento, te sientes como si vivieras en un mar de aire en el que, si quisieras, podrías incluso volar?
Foto de Esther