MI BODA: microrrelato (dibujo de Luiyi)

Siempre me gustó la música de las iglesias, con sus tonos sombríos, con esos órganos tétricos que obligan al alma a alejarse del cuerpo para volar hasta esos altares repletos de figuras siempre amenazantes que parecen recordarte que tu vida no es sino algo prestado y que, al final, tienes que devolver.
Esta vez suena igual de intensa, pero su musicalidad es suave y amena, como los dedos nerviosos que juegan como lombrices atrapadas por la tierra mojada de mi mano sudorosa.
Miro a la portadora de esa falange, incapaz de reconocer su rostro tras el velo blanco que lo cubre. Bajo esas telas ondulantes y calientes, repletas de ricos adornos que para nada necesita, se esconde esa boca nerviosa que tantas veces me ha alimentado.
Me sonríe nerviosa, y veo lágrimas en esos ojos con pretendido candor. Esos ojos parecen esconder todas las letras de la palabra amor.
Te quiero – me susurra emocionada. Tanto que es incapaz de repetirlo.
Mi cuerpo se convulsiona y mis ojos dejan escapar también una lágrima. Solo una. Después se aleja la espiritualidad musical, y mi alma vuelve a ese altar donde el cura habla de amor, confianza, lealtad… y de toda una vida en común.
Una figura de piedra sobre una cruz me mira desafiante, como si fuera el único capaz de comprender el motivo de mis lágrimas. Ella seca la lágrima de mi ojo, y me repite la frase.
Te quiero – ahora sonríe al decirlo mientras su labio inferior vibra graciosamente.
Yo no puedo decirle nada. Me siento incapacitado para mentirle… Allí no.
Ojalá tuviera valor para decírselo, pero creo que ya es demasiado tarde para suspenderla.
¿Por qué no morí en aquel momento álgido de la belleza, y  no haber  dejado llegar un momento como este…? Un momento que quisiera borrar de mi futil memoria.
Pero sigo aquí, errante, alimentándome del amor de un fantasma, que es como ella se presenta ahora ante mí.
-¿Eh? – pregunto extrañado, casi sin voz, con lágrimas que llenan el dique de mi dolor, haciendo que sobresalga en forma de cascada.
-sí… Acepto.
Ella aprieta mi mano y me sonríe, susurrándome esa corta frase que lleva regalándome los últimos diez años de mi vida. Yo sigo sin poder hacerlo.

14 comentarios

  1. Josa, Josa, Josa

    voy a decirte dos cosas:
    1. hay veces que empiezas a leer cosas tuyas y te dices: ya está otra vez, lo mismo de siempre, sus cosas de mujeres, su misma historia, su misma forma de escribir (que es normal) y sus repeticiones.
    2. Me encantan tus finales y la manera que tienes de cambiar la historia en un renglón. Estás viendo la boda de este tío y parece emocionado, enamorado ante el paso, y luego, con una frase te cargas todo y lo hundes ¡Me encanta!

    Muy bueno el micro. Y el dibujo de Luiyi el rojo también

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  2. es muy bonito, muy amoroso y muy tierno. Parece la boda ideal, esa que todos queremos vivir y disfrutar. El final lo rompe todo y lo hace horrible que creo que es lo que pretendías no?

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  3. ¿quién no ha tenido un momento así en la vida al lado de su pareja? no digo en el altar, pero ¿quién no se ha preguntado alguna vez si es lo que tiene lo que realmente quiere?

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  4. me gusta leer los comentarios de la gente antes de poner el mío y coincido con muchos de ellos, hasta con Miguel que ya es decir. En serio tío me gusta mucho la forma que tienes de describir un momento determinado. Haces que se imagine uno esa iglesia y esos sudores del pobre hombre. ´Pobre sí porque se tiene que pasar muy mal en una situación como esa y va y se casa. Repito, pobre

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  5. encuentro en este microrrelato unas ganas y unos deseos de pedir perdón, de escapar de un matrimonio fallido, y de que alguien escuche.
    Eso es lo que veo yo en esas frases tan bonitas y tan sentidas, como ese momento en el que el cristo del crucifijo te mira y te señala tu culpa por no hacer las cosas bien echas

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  6. a mí las bodas siempre me dan ganas de llorar. NO puedo evitar pensar que uno de los dos novios no es tan feliz como el otro. Lo digo en serio, de ahí que me haya emocionado el relatito en cuestión. La imagen del Dios señalándolo desde el altar es atronador. Qué miedo

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