RECIPROCIDAD (intento)

Y en todo esto
apareces tú.
Siempre apareces,
tú,
aún sin pretenderlo,
aunque hasta yo
– últimamente –
intente alejarme
de esa aparición,
que eres y que sé
 inevitable.
 
Y, junto a ti,
nunca detrás de ti,
aparece ese fuego
que uno siente
cómo me quema
cuando te acercas…
Así, sin más (ni menos)
Porque
que te acerques a mí
no es nada nuevo,
tampoco desconocido,
pero siempre es diferente,
siempre es divertido,
siempre bañado de mar,
siempre pintado de rojo…
Y siempre caluroso.  
 
Aparece también, contigo
el sonrojo infantil,
el brillo ocular,
el temblor de piernas,
los calambres extraños
y enigmáticos,
y finalmente las ganas
eternas
de pasar el día entero
haciendo el amor
contigo.
 
Y huyo – digo –
porque a todo esto
se une el orgullo,
la enorme satisfacción
y la algarabía extrema
que proporciona en mí
la reciprocidad
al  reconocer que
yo también
soy capaz de encender
el fuego de tu deseo.
 
Y huyo por culpa
de esa reciprocidad
borrada y vencida,
por culpa de ese amor
que siempre será
pero que se dibuja
diferente.
Es como si mirara
un cuadro pintado
en otro lienzo diferente,
en un lienzo que nunca
serás tú…
 
Tú, que eres
mi cuadro favorito,
la playa de mi niñez…
la mujer que siempre
-Y digo  bien –
siempre despertará
el miedo de ver
como se acerca a mí.

7 comentarios

DEJA TU COMENTARIO (bueno o malo)

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.