¡VOSOTRAS SOIS DE PRIMERA! CLUB VOLEY MÓSTOLES

A la niña le gusta el voley más que nada en el mundo porque un ángel llamado Esther le dijo que valía para ese deporte. Ese ángel, al que una terrible enfermedad se llevó muy pronto, sigue estando dentro de ella porque fue su primera entrenadora estando ya enferma. La niña siguió jugando, entrenando y disfrutando del voley a diario, viendo videos en instagram, en youtube y siguiendo a todo tipo de deportistas. Un día, alguien le dijo de ir a probar con el gran equipo de Móstoles, y la niña, tímida como es, accedió porque no supo decir que no. Lo que nunca esperó es que en ese equipo le dijeran que se quedara con ellos y que aprendiera tanto como está haciendo.

Los dos entrenadores, Alfonso y Víctor, la aceptaron de inmediato, y la protegieron, pero nada comparado con lo de esas chicas que, lejos de actuar como las mayores que pronto serán, se dejaron llevar por lo bueno que tiene seguir siendo una niña: todas, sin excepción, aceptaron a la niña, la ayudaron y, poco a poco, fueron permitiéndole ser su amiga sin importarles que fuera de otro pueblo. Fue Marey (a la que adora) quien se encargó de hacer que se sintiera cómoda el primer día, pero poco a poco, todas han aportado y ayudado para que se sienta parte de un grupo ya consolidado. Pronto vieron las demás que esa niña no quería competir con ellas, sino que quería hacer nuevas amigas y aprender de ellas porque las que admira más de lo que imagináis (se pasa todo el día hablando de una y de otra, de lo bien que remata una, de lo bien que recibe la otra, de los saques tan potentes, de lo divertida que es la capitana, de lo mucho que la corrigen y ayudan todas…)

África no ha parado de aprender de ellas porque esas niñas (vuestras hijas) son unas grandes deportistas, unas buenas compañeras, unas alumnas educadas y, sobre todo, UNAS MARAVILLOSAS NIÑAS que han hecho que una niña asustada, tímida y nerviosa espere con ansia la hora de ir a entrenar y aprender con ellas… ¡sus nuevas amigas!

El sábado fue a verlas jugar su último partido aprovechando que ella no jugaba. Toda la semana me pidió ir a verlas y, para colmo, Alfonso la invita a comer con todas y a ver el partido de Víctor. Si vierais la cara de emoción de la niña cuando la recogí a las 7 de la tarde en el PAU… ¡Mi hija me contaba lo que había hecho con las amigas a las que admira como deportistas casi con lágrimas en los ojos! Así que, queridos entrenadores y padres del CVMóstoles: ¡Muchas gracias por todo! ¡Sois un equipazo! Y, pase lo que pase en el futuro, mi hija y yo ya somos de este equipo para siempre.

Como se dice en mi tierra: ¡»Muncho» Móstoles! ¡Vosotras ya sois de primera!

Pdta: Llevo media vida de profesor de chavales así y no es tan fácil aceptar a alguien como lo habéis hecho todos (las niñas, los padres y sobre todo, los entrenadores, que están ayudándola sin tener nada que ganar porque ellos, seguramente, no la entrenarán más). ¡Muchas gracias!

3 comentarios

  1. Muchas gracias por expresar tan bien lo que a nosotros se nos escapa muchas veces como padres ,que la semilla que plantamos y vamos haciendo crecer da su fruto y se plasma en estas cosas .Gracias por tan bonitas palabras y ojalá África siga disfrutando así de estas cosas .

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